viernes, 19 de febrero de 2016

Naturaleza

Se nos hace tarde. Baja las escaleras a las corridas, peleando con los botones de la camisa que están a punto de ganarle.El beso  de buenos días, también a las corridas, trae  restos de humedad y  perfume en la barba. Llave en mano, se mira por tercera vez en el espejo del pasillo, intentado  acomodar con esmero algún mechón caprichoso,como si existiera la posibilidad de que ese detalle le sentara mal. En el reflejo, el leve gris que bordea los ojos almendrados en forma y color,evidencian  el cansancio propio de la falta de sueño.
Apenas ponemos los pies en la vereda una ráfaga de viento hace  bailar la tela de la camisa,y al salir,vuelve el mechón rebelde a su lugar original, mientras te arranca una protesta. La vecina que pasea  a su perro observa la escena y nos saluda con un ademán, a la vez que te pregunta graciosa:" Y vos vecino,dónde tenés  el botón para ponerte 'me gusta' ?"
Me adelanto unos pasos,  intento contener la risa pero no puedo y ambas nos reímos cómplices, festejando la sabiduría de la naturaleza.