Entra en la cocina anudándose el delantal azul. De a poco, las legumbres y las especias van poblando la mesada. En las paredes rebota el "toc-toc"de la cuchilla que bailotea, y deja a su paso un rastro de colores. La cebolla te arranca un par de lágrimas que se balancean en las pestañas y caen, una resbala por un costado de la nariz, y se desintegra en la barba apenas crecida, la otra bordea el ojo y muere absorbida por una servilleta de papel.
Entre mate y mate el rictus propio del mal humor matutino se diluye y deja paso a una media sonrisa (alivio).
Ahora que ya todo está encaminado es tiempo de un break . Rumbo al patio, el gato se nos adelanta y se estira precioso, antes de salir al sol. Lo imito sin siquiera acercarme a su gracia. Miro el cielo, respiro profundo. Las flores de nácar, endulzan el aire de domingo casi mediodía.