Llovió, llovió y llovió toda la semana. Para muchas personas la lluvia es un verdadero fastidio. Pero para mi no. Desde hace algún tiempo disfruto de ella. La de esta semana fue más bien una lluvia mimosa; en una ocasión su susurro transpasò la ventanilla del ómnibus ,me invitó a dormir y yo accedí. Me desperté con el grito del chofer anunciando el destino. Dejé el paraguas en el ómnibus.
Gracias a todos esos compañeros de blog que escribieron preguntando por mi ausencia.
Salù! (con agua dulce).
6 comentarios:
Al fin!. Paso por acà de casualidad y veo que estàs de nuevo.me alegro. En què andabas?.
No vuelvas a abandonarnos asì.
Recuperaste el paraguas?.
No querido, no recuperè el paraguas y maravillosamente no lo necsitè.
Le cuento que ando estudiando pero prometo no abandonar este espacio.
Un abrazo.
No querido, no recuperè el paraguas y maravillosamente no lo necsitè.
Le cuento que ando estudiando pero prometo no abandonar este espacio.
Un abrazo.
Lo del asunto de ese paragüas olvidado en el bus. ¿Es una metáfora?. No sé que me pasa pero creo que puede ser una metáfora en ese caso yo dejé olvidada una sombrilla en la playa...
Estimado Lobo lamento desilucionarlo, no se trata de una metáfora, si no, de una ridícula realidad.
Ah, que pena!.
Bueno, en ese caso ire a buscar esa sombrilla.
Publicar un comentario