miércoles, 1 de abril de 2009

...

Cuando me abriò la puerta estaba tomando cafè.La taza era blanca, con arabescos azules, un diseño que recuerdo haber visto en algùn mailing de Tienda Inglesa.
Unas hebras de humo subìan desde el recipiente, se enrredaban con un mechòn que se escapaba de su peinado y sòlo por casualidad no desembocaba dentro del mug. Ese mechòn...si pintara dirìa que se trataba de una negra ondulaciòn hecha con la presiciòn de un artista ; si fuera una poetiza podrìa decir que se trataba de un chorro de la mismìsima noche derretida, pero como no soy ni la una, ni la otra sòlo puedo reafirmar mi teorìa de que la belleza se hace presente cuando menos lo esperàmos...

2 comentarios:

Martín dijo...

después de los puntos suspensivos, del eco que dejan los tres ruidos tecleando el mismo lugar,
después de ese congelamiento sin saber que carajo poner, escribir, decir, escrbir, poner

llegas a un blog y comentas otro blog
muy bueno lo escrito sobre las hojas virtuales de monos en la mesa

Anónimo dijo...

Pà!...no sè què decir...nunca me habìa pasado algo asì. Lo que me sale en este momento es que es verdad lo que decìa mi mamà aquello de "la belleza està en los ojos del que mira" , no sè que decir en serio, muchas gracias, de corazòn. Un abrazo.
Super Mario